Origen de la Frutilla
La frutilla/fresa actual cuyo nombre científico es Fragaria x ananassa tiene aproximadamente 250 años desde su obtención, sin embargo las primeras especies domesticadas de frutilla/fresa se cree que se obtuvieron hace unos 2.000 años. Aunque esto parece mucho, si comparamos con los cereales, por ejemplo, estos se domesticaron hace más de 10.000 años.
Las primeras frutillas/fresas fueron probablemente cultivadas en jardines griegos y romanos. Pero los primeros registros de su cultivo en Europa datan de los años 1300. Hay registros de que el Rey Carlos V tuvo más de 1.000 plantas de frutilla/fresa en los jardines de Louvre en París.
Más adelantes cerca del 1500 se conoce que Fragaria vesca (oriunda de Europa), conocida como la frutilla/fresa leñosa o fraise des bois (fresa salvaje o del bosque) fue ampliamente plantada y distribuida en Europa. En esa época ya no sólo se cultivaba para autoconsumo sino también ya se llevaba a los mercados.
Se cree que en esa época recibió la base de su nombre en inglés strawberry (Straw= paja) puesto que los comerciantes amarraban los frutos con hebras de heno o paja para llevarlas al mercado. Otra teoría sostiene que se relacionó al heno debido a que maduraba en esa época en el mismo momento que las frutillas/fresas.
La primera ilustración impresa de la frutilla/fresa fue encontrada en el Herbarius Latinus Moguntiae, publicado en 1484 por Peter Schoffer en Alemania, un colega de Johan Gutenberg, y se encontró en un libro llamado “El Jardín de la Buena Salud”.
Fragaria vesca los europeos de la época aparte de consumirla fresca, la utilizaron de forma medicinal, salsas, tinturas y ungüentos
A finales del 1500 también se utilizó en jardines Fragaria moschata (dioica) a la cual le llamaban la frutilla/fresa con sabor a almizcle y también la frutilla/fresa verde Fragaria viridis. F. moschata fue utilizada por su fruta por ingleses, alemanes y rusos, mientras que F. viridis sólo fue utilizada como ornamental. F. moschata tenía la gran ventaja de su sabor y aroma, pero la desventaja de sus pobres producciones.
Los europeos mantuvieron por años el cultivo de F. vesca y luego F. moschata, e incursionaron en la polinización cruzada con F. virginiana gracias al gran botánico francés Duchesne y pudieron comprobar que esto aumentaba tanto los rendimientos como la calidad de los frutos. Así mismo ya para el 1600 prácticas culturales como la plantación en hileras, uso de camellones en suelos con mal drenaje, el raleo de flores e incluso el uso de mulch para palear condiciones de frio extremo, todas prácticas que aún nos acompañan como herencia, datan de esos años.
Todo esto preparó el camino para la llegada de la genética desde el Nuevo Mundo; Fragaria virginiana.
La llegada a Europa de Fragaria virginiana
Por siglos, la frutilla/fresa “leñosa” Fragaria vesca dominó los cultivos de esta especie en Europa, hasta que Fragaria virginiana, una especie originaria de Canadá y Virginia en EE.UU. comenzó a reemplazarla en los años 1600s.
Las particularidades de la entrada de F. virginiana a Europa son desconocidas, pero hay certezas de que ingresó a Francia e Inglaterra a finales de los años 1500s, con una creciente importación por los próximo 150 años.
Se cree que Jacques Cartier, el descubridor del río Saint Lawrence de Canadá en 1534 fue probablemente el primero en llevar F. virginiana al viejo continente. Si bien es cierto no hay registros de ello, sí hay numerosas menciones de esta especie en su diario, además que él fue famoso por introducir varias otras especies desde Canadá a Europa.
La frutilla/fresa canadiense, posteriormente llamada Fragaria americana y hoy Fragaria virginiana fue rápidamente diseminada en los jardines a lo largo de toda Francia y toda Europa. Aunque las primeras plantas de frutilla/fresa importadas desde Canadá fueron horticultural y botánicamente interesantes, la mayoría producían fruta muy pequeña, la fruta permanecía verde en donde no le llegaba luz y la planta producía gran cantidad de estolones.
No fue hasta que las frutillas/fresas F. virginiana de Virginia fueron ampliamente distribuidas que la “naciente industria” tuvo un impacto en Europa.
Esta frutilla/fresa a diferencia de la de origen canadiense tenía frutos más grandes, rendimientos más altos y color rojo más intenso, por ello se ganó el apodo de “frutilla/fresa escarlata”. Sus frutos comenzaron a utilizarse especialmente en mermeladas, debido a su intenso color, sabor ácido, gran aroma y retención de su forma.
A partir de ahí los productores europeos iniciaron crecientes importaciones de semillas desde Norteamérica, ya logrando hacer modestas cruzas que dieron origen a las primeras variedades de F. virginiana o frutilla/fresa escarlata, con nombres tales como: Oblong Scarlet, Grove End Scarlet, Duke of Knet’s Scarlet, entre otras, todas ligadas a la característica de su admirable color (rojo escarlata).
Por otro lado, en Norteamérica los inicios de la frutilla/fresa datan de mediados de 1600, con importaciones de variedades desde Inglaterra que se hicieron más fuertes cerda de 1700. Lo extraño y curioso es que se había abandonado en ese momento el cultivo de F. virginiana en Norteamérica, siendo que desde ahí se había exportado material genético a Inglaterra 100 años antes.
La primera importante variedad obtenida en Estados Unidos fue Hudson en el año 1791. Fue en Boston, Nueva York, Filadelfia y Baltimore en donde se establecieron las primeras plantaciones comerciales de esta variedad cerca ya del 1800.
El aporte genético de Chile
Fragaria chiloensis o Frutilla chilena, se conoce que fue ampliamente utilizada por las tribus indígenas mapuches y picunches hace cerca de 1.000 años atrás. La utilizaron como fruta fresca, deshidratada, fermentada y también como infusiones medicinales.
Existían plantas de F. chiloensis con frutos rojos, amarillos y también blancos y se cree que estos últimos fueron lo más domesticados. Los frutos rojos silvestres de F. chiloensis según los registros históricos se encontraban de Santiago hacia el Sur, dejando en la zona sur de forma exclusiva los frutos blancos.
Cuenta la historia que los mapuches utilizaron mini parcelas de frutilla roja como trampas para los soldados españoles en la época de la conquista. En esa época los indígenas sólo cultivaban pequeñas parcelas. Luego de la conquista ya comenzaron a establecerse huertos comerciales de F. chiloensis en zonas costero-sur.
A partir del movimiento de los escuadrones españoles por gran parte de Sudamérica, se fue expandiendo el cultivo de F. chiloensis a Perú, Colombia y Ecuador. En este último país se cultivó una gran superficie de F. chiloensis, la cual obtuvo muy buenas características tanto organolépticas como de duración y resistencia a la selección/viajes antes de su venta. Esto llamó fuertemente la atención de algunos europeos que iban y venían a tierras sudamericanas en la época.
F. chiloensis llega a Europa
Entre 1714 y 1716 el espía y capitán francés Amedee Frezier se encontraba mapeando las fortificaciones españolas cercanas a Concepción en Chile. En ese entonces seleccionó algunas plantas con las mejores características de fruta y las llevó con el a Marsella. Durante el viaje, sólo 5 plantas sobrevivieron, las cuales fueron entregadas al director del Jardín de Plantes en París, Antoine de Jussieu, donde clones de F. virginiana estaban plantadas.
“Desafortunadamente” los primeros reportes de F. chiloensis en Europa no fueron positivos, puesto que Frezier no se había dado cuenta que había importado sólo plantas que requerían polinizantes para producir frutillas/fresas. Este problema los botánicos no tardaron en darle solución, cuando descubrieron que F. chiloensis producía fruta cuando era polinizada por F. moschata o por F. virginiana.
F. chiloensis se hizo especialmente popular y querida en Bretaña, en zonas donde el clima era similar a su tierra de origen en Chile. Los registros indican que llegaron a plantarse cerca de 1.000 hectáreas. Se llegaron a plantar grandes superficies también en Francia, con cerca de 200 hectáreas totales.
A pesar de lo anterior F. chiloensis no logró hacerse popular más allá en Europa, debido a que no toleraba la diversidad de climas, suelos que no fueran bien drenados además de poseer sensibilidades de orden fitopatológico. También su falta de color de cubrimiento y textura, así como su sabor empalagoso fueron factores que truncaron su expansión y éxito en Europa.
El híbrido final: la aparición de Fragaria x ananassa
Cerca de 1766 comenzaron a aparecer en Bretaña plantas de frutilla/fresa con características tanto de fruta como morfológicas un tanto inusuales. Fue finalmente el botánico Antoine Nicholas Duchesne quien determinó que estas eran híbridas de F. chiloensis x F. virginiana, y las llamó Fragaria x ananassa para denotar el aroma de la fruta, el que era similar a la piña. No está del todo claro dónde fue que aparecieron las primeras “fresas piña”, pero se estima que debió haber sido en los huertos comerciales de Bretaña y los jardines botánicos a lo largo de Europa en donde Duchesne estudiaba.
Duchesne se refirió a estos primeros cultivares como “Quoimios” en sus primeras publicaciones cerca de 1771. En paralelo el estudio de la genética se estaba desarrollando, a pesar de ello aún dejaba algo que desear la realidad de los cultivares de la época en cuanto a calidad de fruta y rendimientos.
Los programas formales de mejoramiento iniciaron en Inglaterra en 1817 por Thomas A. Knight, quien siguió utilizando a F. chiloensis y F. virginiana como líneas base de sus cruzas. Las primeras variedades que obtuvo fueron Downton y Elton, ambas con ya muy buenas cualidades de calibre y vigor. Por otro lado, Michael Keen en Londres, obtuvo la gran variedad Keen Seedling, la cual es antecesora de muchas variedades actuales.
Keen Seedling fue toda una sensación ya que llegaba en algunos casos a obtener frutos de 2 pulgadas de diámetro, color rojo profundo y un particular sabor. Esta variedad dominó el mercado por más de un siglo, y numerosas variedades sucedieron a Keen Seedling en Europa en la primera mitad del siglo XVIII.
Así fue que iniciaron en Europa primeramente los programas de mejoramiento, para luego llegar a Norteamérica unas décadas más tarde, en donde se han logrado obtener gran parte tanto de los ancestros como de las variedades actuales que hoy cultivamos de frutilla/fresa.
Fuente: Grupo Fragaria
20 de Julio 2023